23 de noviembre de 2011

George William Manby

La bondad también se observa en acciones realizadas no para el propio bien, sino para el bien ajeno. Un ejemplo de este tipo de bondad es George William Manby.
Este marino e inventor británico vivió en Gran Bretaña hasta el final de sus días (1765 - 1854). A principios del siglo XIX trabajaba  en Edimburgo como profesor de matemáticas. Estando allí, un día se declaró un violento incendio en una casa bastante alta. Por aquel entonces ya existía en casi todas las ciudades del mundo el cuerpo de bomberos, que llegó enseguida al lugar del suceso. Sin embargo, sus mangueras no alcanzaban la altura necesaria para llegar a las zonas superiores, y el incendio destruyó todo el inmueble.
Manby, testigo de aquella desdicha, comenzó a buscar una solución para evitar que se repitiesen estos sucesos, y así, llegó a la conclusión de construir el extintor portátil.
Su funcionamiento era sencillo: dentro de un recipiente de cobre introdujo agua y aire a presión y lo cerró con una espita (llave). Al abrir ésta, el aire comprimido empujaba el agua y podía dirigirse hacia el lugar conveniente.
Como curiosidad añadida, inventó también un mecanismo para atrapar a la gente que saltaba de edificios en llamas, sin lastimarles. También otro invento suyo fue el conocido por aquel entonces Manby Morter. Tras presenciar la muerte de decenas de hombres, mujeres y niños por ahogamiento al naufragar un barco a tan sólo escasos metros de la costa, ideó una máquina que lanzaba un proyectil al agua con una cuerda, de forma que los tripulantes podían agarrarse a ella para llegar a tierra.
Está visto que el caso era salvar vidas. Bien por él.










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